Estoy aquí, aún amenazado por cuatreros en las tierras de mi padre; atosigado por las mafias de PETROECUADOR; y, manchada mi pulcra dignidad en el ex CONEA por denunciar ilícitos, con la venia de ciertos jueces y fiscales; organismos de control estatal y algunos supuestos “amigos y compañeros”. “Prefiero quedarme sin el pan de cada día e ir a la cárcel, antes que negociar mi dignidad o vivir de rodillas ante la inmoralidad de seres humanos venidos al mundo por un grave error de la naturaleza”