lunes, 16 de agosto de 2010

AMNISTÌA PARA EX VICEPRESIDENTE ALBERTO DAHIK

DIARIO EXPRESO

Guayaquil, 15 de agosto del 2010

Prohibido olvidar
Saúl Mayorga Puma

Independientemente de la amnistía para Alberto Dahik, solicitada por el Primer Mandatario, y algunos infiltrados en la Administración Pública, enemigos del liberalismo, está prohibido olvidar que las raíces políticas que llevaron al poder a Dahik pertenecen a la élite aristocrática del partido conservador ecuatoriano; y, que quienes asaltaron el panóptico el 28 de enero de 1912, dando muerte y arrastrando por las calles de Quito hasta El Ejido al general Eloy Alfaro Delgado, de quien tanto se habla en esta etapa de Revolución Ciudadana, fueron precisamente esa turba de gente liderada por los placistas, conservadores, clérigos de la Iglesia y los curuchupas (liquidadores del laicismo y muy parecidos a algunos socialistas actuales) que se resistían a dejarse arrebatar los espacios de poder político y económico, usurpados desde antes de la época republicana. Prohibido olvidar también que la traición, la deslealtad y la venta de la dignidad a cambio de la moneda papel y metálica aún subsisten.

COMENTARIO ADICIONAL:

De acuerdo con la Constitución de la República vigente, inclusive las anteriores, establecen que una de las atribuciones y deberes de la Asamblea Nacional es el de conceder amnistías por delitos políticos e indultos por motivos humanitarios, con el voto favorable de las dos terceras partes de sus integrantes. Señala también que no se concederá amnistías por delitos cometidos contra la administración pública (enriquecimiento ilícito, peculado, cohecho, concusión, prevaricato), ni por genocidio, tortura, desaparición forzada de personas, secuestro y homicidio por razones políticas o de conciencia.

En definitiva, la AMNISTÍA procede para los delitos políticos y le corresponde conceder a la Asamblea Nacional; mientras que el INDULTO de acuerdo con el art.100 del Código Penal, procede para los delitos comunes y le corresponde otorgar al Presidente de la República.

Por lo dicho, la amnistía para el ex vicepresidente de la República Alberto Dahik, no procede, por cuanto el delito que se le acusa es el de PECULADO y además éste es imprescriptible. Si es que se lo pretende salvar a este ciudadano por cualquier otro medio bajo el paraguas de “hombre honrado” entonces es el señor Presidente de la República quien debe conceder el INDULTO. De igual manera deberá hacerlo con Jamil Mahuad, Abdalá Bucaram, con el “Patacón Pizao” Verduga y la otra sarta de pícaros que se han enriquecido ilícitamente y han fugado del país con la complicidad de la denominada justicia y de los cuasi organismos de control estatal que sólo lucran y lucran del pobre trabajador y de la empresa privada que gracias a Dios todavía sostiene a la mayoría de ecuatorianos.

Si se da todo lo planificado, ¿qué “carajo” dirán los Ruptura de los Veinticinco, los sociolistos – perdón – los socialistas, los forajidos que tumbaron a Lucio, los que se creen dignos y todos aquellos que forman parte de la porquería política enquistada en nuestro país?